Cómo detectar si tu perro tiene cáncer

Queremos a nuestros perros (y gatos) tanto como ellos a nosotros. Y es normal que al oír que el cáncer puede afectar a nuestros compañeros peludos nos invadan el miedo, la rabia y la incertidumbre. De hecho, insisten los expertos, el riesgo de que tu perrete tenga un tumor a lo largo de su vida resulta, cuanto menos, igual de común que para ti. Según la Sociedad Veterinaria del Cáncer, uno de cada cuatro perros desarrollará algún tipo de cáncer; una enfermedad que afecta a la mitad de los perros mayores de diez años.

Aunque las consultas de oncología en perros son bastante frecuentes, Ricardo Ruano, presidente del grupo de Oncología veterinaria de la Asociación de veterinarios españoles especialistas en pequeños animales (Avepa), desmonta el mito de que el cáncer tenga un final necesariamente fatal, ni para humanos, ni para gatos, ni tampoco para los perros. «Mucha gente asocia la oncología veterinaria con estados terminales o quimioterapia; pero por suerte, el 75% de las consultas no llegan a eso; de hecho, casi todos los casos salen bien», dice el experto.

El cáncer de nuestros perretes debe preocuparnos, pero, si se diagnostica a tiempo, lo normal es que no sea el fin del mundo. El hecho de que nuestros amigos peludos cada vez vivan más años explica en parte por qué la aparición de tumores también ha crecido. Pero hay muchos tipos, explica Ruano: los hay benignos o malignos, «y muchos tumores malignos se curan con cirugía«. En otros casos es necesario un tratamiento con quimioterapia, igual que con las personas.

Eso sí: resulta vital aprender a detectar los posibles síntomas del cáncer en tu camarada peludo, y actuar con rapidez. «Cuando palpamos un bulto en el cuerpo de nuestro perrito, lo que nunca hay que hacer es esperar a ver si crece: eso es lo peor que puedes hacer con un tumor», advierte Ruano.

Hay cuatro grandes grupos de señales para detectar un tumor en tu amigo.

Lo primero es ver o palpar la lesión. Si tu amigo tiene un tumor cutáneo o subcutáneo (bajo la piel), deberías poder palpar o tocar el bulto o nódulo. «Si encuentras un bulto en la piel de tu perrete, o debajo de ella, hay que acudir a un veterinario para que valore la importancia que pueda tener». La urgencia no es casual: los tumores de piel son el tipo de cáncer más frecuente en los perros.

Así, un tercio de los tumores perrunos son nódulos que se palpan, como bultos en la piel o ganglios inflamados.

Y afectan a algunas razas más que a otras. «Es raro un bóxer o un labrador al que no haya que quitarle un tumor de piel durante su vida», advierte el oncólogo veterinario. Otras veces estos bultitos son lipomas, o tumores blandos de grasa, normalmente benignos, que aparecen bajo la piel. «Cualquier bulto o masa que palpemos al cepillar o bañar al perro o al acariciarlo es motivo para acudir al veterinario». Y no solo a los perros: los gatos también pueden sufrir cáncer, entre otros, de piel.

A veces son señales generales que pueden confundirse con otra enfermedad común: es decir, pérdida de apetito, anorexia, decaimiento o pérdida de peso sin razón aparente. Son los típicos signos de cáncer que también veríamos en una persona enferma; es decir, que pierde peso o sufre una merma en sus condiciones físicas, como una reducción de la masa muscular. Todas estas señales pueden ser indicativas de algún tipo de tumor más interno; como los que afectan a los órganos.

Otro síntoma que puede advertir de un cáncer en el perro son las llamadas adenopatías, es decir, un aumento del tamaño o inflamación de los ganglios linfáticos. Esta lesión resulta muy típica cuando el perro sufre un linfoma, un tipo de cáncer que afecta a su sistema inmunitario, la red que combate los gérmenes, virus y bacterias. Estos ganglios linfáticos se encuentran repartidos por el cuerpo de tu amigo; por ejemplo, en la zona cervical o la parte trasera de la rodilla. Si notas que crecen, debes acudir al veterinario.

El cuarto grupo de señales que pueden advertir de que el perro tiene un tumor están relacionadas con la localización; y los indicios para detectarlo serán distintos en función de la parte u órgano del cuerpo de tu amigo que esté afectada. Así, un tumor pulmonar le provocará tos y dificultad para respirar, mientras que un tumor en el aparato digestivo le producirá vómitos. Ojo: los tumores en el aparato digestivo resultan algo relativamente frecuente en los perros mayores.

Del mismo modo, «un cáncer que afecte a los huesos provocará una cojera en el perro que podremos detectar durante la hora del paseo; pero si se multiplica en la médula espinal provocará una anemia y nuestro perro estará pálido», añade el veterinario Javier Frías. Es más: como ocurre en las personas, el cáncer puede afectar a todas las células del cuerpo de tu perro. «Por eso a veces es complicado señalar síntomas específicos; y hay que buscar signos más generales y comunes a muchas enfermedades, como la apatía, la pérdida de peso o que el perro no tenga ganas de comer», señala Frías.

No solo es importante detectar a tiempo el cáncer en nuestro amigo o amiga peluda. Igual de importante es prevenirlo. Aunque algunos tipos de tumores son más complicados de evitar, otros no lo son tanto. Es el caso del tumor de mama en las perras. «Un gesto tan sencillo como esterilizar o castrar a nuestra amiga peluda aleja mucho el riesgo de que sufra un cáncer de mama, uno de los tipos de tumores con diferencia más habituales en las perritas que no han pasado por el quirófano», indica Ruana.

Tanto es así que el tumor de mama constituye la primera casa de muerte en perras no castradas. E insiste: «Dejar a ver si crece el bultito es el gran error de la medicina veterinaria. Porque la puedes liar parda». Alto y claro.

suscríbete a nuestros boletines

Deja una respuesta