Claves para elegir una bombilla led y no lamentarlo
Aunque el resultado es el mismo, conseguir luz artificial, lo que hay detrás de este milagro es completamente distinto. Mientras que la tecnología incandescente se basa en la emisión de luz por parte de una resistencia caliente, y la fluorescente tiene el mismo principio pero aplicado a un gas, la tecnología led deriva de la capacidad de algunos materiales de emitir luz cuando pasa por ellos la corriente eléctrica, es decir, que se mueven electrones.
Este fenómeno, conocido desde hace bastantes décadas pero inicialmente limitado a los botones de encendido y apagado de electrodomésticos y electrónica de consumo, pues se trataba de una tecnología cara, presenta muchas ventajas para su aplicación en la iluminación de espacios cerrados e incluso de entornos urbanos, aunque no sin polémica.
No es de extrañar que con estos mimbres, muchos usuarios quieran cambiar las bombillas incandescentes de su casa por otras led; muchos otros lo han hecho ya. Pero antes de precipitarse a la ferretería conviene saber que este tipo de bombilla resulta bastante más cara, hasta diez veces más en los casos de mayor potencia.
Y como ya se ha dicho que su principio físico es distinto, su nomenclatura es diferente y asimismo lo son las equivalencias con una bombilla incandescente normal; hay que conocerlas para elegir bien, pues de lo contrario nos podemos encontrar poniendo en la lámpara de la mesita de noche una bombilla que dé más luz que los faros del Camp Nou.
A continuación pasamos a describir lo que significan las distintas siglas que encontraremos en la caja de la bombilla:
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