Tres trucos para caerle bien a un gato, ¡peludamente infalibles!
Puede que los gatos nos parezcan criaturas misteriosas, difíciles de «leer». Pero, lo creamos o no, no es complicado entablar amistad con un compañero felino, si sabemos qué hacer y cómo. Es más: los gatos nos quieren, ¡y prefieren nuestra compañía humana incluso antes que su lata de comida preferida!, como por fin ha podido demostrar la ciencia.
Aquí van tres trucos para caerle bien a un gato o a una gatita, y hacernos sus amigos; trucos basados en la ciencia, y también en mi experiencia como experta y consultora de comportamiento felino.
Es cierto: cuando vemos a un elegante gato o a una adorable felina, a muchos nos invaden unas ganas inmensas de acariciarlos y de interactuar con ellos de forma inmediata. Pero, según la ciencia y mi experiencia, el mejor modo de acercarse y caerle bien es dejar que nuestro gato o gata tome la iniciativa: ¡que sea el felino quien haga el primer movimiento para acercarse!
Un estudio de la Universidad de Zúrich, realizado en 51 hogares con gatos, en 2015, confirma que cuando los humanos nos sentamos tranquilamente en el sofá, esperamos y nos concentramos en una tarea diferente, como leer buen libro, aumentan las posibilidades de que nuestro camarada peludo decida acercarse.
Y cuando lo hacemos de este modo, además, el gato también es menos propenso a alejarse cuando respondamos a este acercamiento felino con una caricia. Misterio peludo resuelto: esta preferencia felina por tomar la iniciativa de las interacciones explica por qué tantos gatetes se sienten atraídos por las personas alérgicas.
Sencillamente, ¡cuando alguien es alérgico normalmente intenta no acariciar a nuestro camarada de ronroneos! Y ellos, agradecen esta timidez. Hay más: otra investigación anterior concluye que las interacciones con nuestros compañeros bigotudos, además, se alargan y se hacen más interesantes y ronroneantes cuando permitimos a nuestro gato decidir cuándo comenzarlas y cuándo terminarlas.
Ya lo sabemos: si queremos caerle bien a un adorable gato, y hacernos sus amigos humanos, hagámonos los difíciles o los remolones al principio. ¡Y verás cómo tu camarada de ronroneos no se cansa de ti!
Cuando dos gatos amigos se saludan, lo hacen despacio y con un pequeño ritual. Primero, un ligero acercamiento de nariz. Y nosotros podemos imitar este comportamiento felino natural, y acercar, a la altura de su nariz (o algo más abajo) y a una distancia de entre cinco o diez centímetros, la punta de nuestro dedo índice: ¡será nuestra nariz gatuna!
No tengamos prisa: basta con agacharnos o sentarnos en el suelo. ¡Recordemos que somos enormes a su lado, y agachados damos mucho menos miedo! Y extendamos el dedo de un modo que no resulte amenazante y no asuste a nuestro amigo peludo.
Muchos gatos se acercarán a olernos, ¡y hasta puede que comiencen a frotarse con nuestra mano! O que vayan más allá: ¡y que nuestro querido gato se restriegue con nuestras piernas de pura felicidad! ¡Y eso sí que es un saludo gatuno exitoso!
Ahora bien: también puede ocurrir que nuestro adorable compañero sea aún más tímido de lo normal, o no tenga ganas de caricias (¿a quién no le ha pasado?), y opte por darse la vuelta, y seguir con su vida felina.
Existen muchos modos gatunos de decirnos que algo no le gusta; o que no está disfrutando de ese acercamiento o interacción. Estas señales gatunas de descontento a veces resultan tan evidentes como un bufido o un mordisco. Aunque en otras ocasiones los gatos nos muestran su incomodidad de un modo más sutil.
Un gato descontento o incómodo puede expresarlo aplanando sus orejas, con una mirada directa a nuestra mano o con una locuaz sacudida de cola gatuna. Y cuando obtenemos una de estas señales gatunas, ¡es momento de coger distancia, y dejar a nuestro compañero más bigotudo tranquilo!
Y lo digo porque muchos clientes con los que trabajo para corregir un problema de comportamiento de sus gatos no se retiran cuando deberían; en parte, porque nos gusta tanto acariciar a nuestros camaradas de ronroneos que a veces nos cuesta reconocer que ellos no están disfrutando.
No lo olvidemos: si queremos caerle bien a un gato, una gata, un gatito o un gatazo, debemos respetar sus tiempos, sus normas y sus necesidades. Y aprender a observar a nuestros amigos más maulladores, para conocerlos mejor, y entender sus necesidades y sus tiempos. Sobre todo, utilizar nuestro sentido común.
El lenguaje gatuno puede ser sutil, y algo tan pequeño como un ligero parpadeo de ojos felino expresar algo enorme: que nos hemos ganado la confianza y el amor de un gato. Merece la pena: significará que tenemos un amigo felino o una amiga gatuna de por vida.
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