Extremadura pone precio a la extracción de su litio, una de las mayores reservas de Europa
El litio es se ha convertido en un mineral estratégico al que Europa fía su transición energética, a pesar de que, paradójicamente, su explotación tiene un coste ambiental. Y el suelo de Extremadura tiene una de las reservas más grandes del continente de este ‘oro blanco’, clave para la fabricación de las baterías de los coches eléctricos y para el almacenamiento energético.
Sin embargo, la existencia de enormes cantidades de la materia prima no ha pesado lo suficiente para que Volkswagen optara por esta comunidad para la instalación de su gigafactoría de baterías, que finalmente se levantará en Sagunto. No obstante, la multinacional espera la aprobación del PERTE del Vehículo Eléctrico y Conectado, algo que se prevé inminente, para comunicarlo de forma oficial.
Extremadura, que ha estado en la carrera por esta inversión hasta el final, ha visto esfumarse una inversión privada de 2.000 millones de euros y 3.500 puestos de trabajo directos, por lo que el presidente de la Junta, Guillermo Fernández Vara, se ha apresurado a advertir que el litio que tiene Extremadura «o se explota aquí o no sale de aquí». Un aviso que, además, ha trasladado a los empresarios con intereses en los yacimientos del mineral y en algunas de las industrias auxiliares que están pendientes de esas explotaciones, una en Cáceres y otra en Cañaveral, un municipio de poco más de un millar de habitantes a 42 kilómetros al norte de Cáceres.
El proyecto más avanzado y, por ahora, con más opciones de salir adelante, es el de la empresa Lithium Iberia en el paraje de Las Navas de Cañaveral, donde existen «unas de las reservas de litio más potentes de la Península y de Europa», según las catas realizadas por la empresa en 2019 y 2020.
El permiso de explotación, la documentación ambiental y el plan de restauración se presentaron el pasado octubre, por lo que se prevé que los permisos se obtengan este año y el mineral comience a extraerse en 2023 durante 19 años, los 6 primeros a cielo abierto y el resto en minería subterránea.
Según los datos de Lithium Iberia, la inversión será de más de 300 millones de euros y se crearán unos 400 puestos de trabajo directos, tanto en la mina como en la planta de beneficio del mineral (concentración e hidrometalurgia), algo que en los pueblos de la zona ven como un revulsivo ante la pérdida de población. El ritmo de producción medio previsto será de 2,3 millones de toneladas anuales de mineral y más de 30.000 toneladas anuales de hidróxido de litio grado batería.
El proyecto cuenta con el respaldo político de la corporación cañaveraliega y de los municipios de alrededor. Además, la sociedad ha firmado un «acuerdo estratégico» con Phi4Tech para instalar una fábrica de cátodos. Una parte se ubicará junto a la mina y otra parte en un suelo de la provincia de Cáceres que aún no se ha desvelado «para no generar expectativas», explican desde la firma. Y es que el requisito para que está industria sea una realidad es la obtención de litio en este enclave.
Phi4Tech es la empresa que hace un año anunció la puesta en marcha de una fábrica de celdas de baterías en Badajoz, que recibirá los cátodos que se construyan en Cáceres. Pero en esta ocasión la viabilidad del proyecto no depende del litio extremeño. Según apuntan desde la empresa, la industria de Badajoz «se va a construir aunque tengamos que traer litio de Portugal».
Este proyecto se ha entregado en el Ayuntamiento pacense, pero aún no se ha registrado porque los técnicos de Urbanismo han solicitado algunos cambios. Por el momento, han reservado el suelo necesario en la Plataforma Logística y esperan obtener la licencia municipal a finales de año y que los movimientos de tierra comiencen en 2023. La fábrica estará en funcionamiento el primer trimestre de 2024 si se cumplen las estimaciones empresariales.
Mientras tanto, hay otra empresa, que ha cambiado de nombre esta semana, que pelea desde hace años por explotar el yacimiento de litio localizado en la Sierra de la Mosca, a tan solo dos kilómetros del casco urbano de Cáceres. Pero se trata de un proyecto que cuenta con un amplio rechazo social y político: todos los partidos, excepto Cs, rechazan la extracción de litio en la ciudad, y también se han manifestado en contra la Junta de Extremadura y el Ayuntamiento, que insiste en que esa actividad no es compatible con el Plan de Urbanismo.
Extremadura New Energies, que es la nueva iniciativa que ha promovido Infinity Lithium para la mina de Cáceres, tiene abierto varios frentes para intentar sortear los problemas a los que se enfrenta para conseguir el visto bueno a la explotación. Por un lado, en octubre presentó un nuevo modelo de proyecto extractivo: de ser a cielo abierto ahora sería soterrado en su totalidad, con más puestos de trabajo directos (710 empleos) y con menor impacto medioambiental y visual.
La firma se afana en presentar esta iniciativa a los empresarios locales, asociaciones y entidades en una renovada campaña de comunicación porque admiten que la iniciativa «no se ha sabido trasmitir». También han viajado en multitud de ocasiones a Bruselas buscando el apoyo europeo que impulse la mina y logre cambiar la opinión de la mayoría social y política de Cáceres y Extremadura.
Antes deben salvar el mayor escollo: el proyecto de excavación está judicializado. La Junta de Extremadura otorgó en 2016 el permiso de investigación a Infinity Lithium y esos trabajos se iniciaron en 2018. Un año más tarde, la Consejería para la Transición Ecológica dictó una resolución firme en la que obligaba a la firma a restaurar los caminos, balsas y pozos en Valdeflores, en la Sierra de la Mosca, porque se habían llevado a cabo trabajos sin estudio de impacto ambiental y sin permiso. Un juzgado de Mérida dio la razón al Gobierno autonómico.
A principios de 2021, la Junta denegó a la empresa promotora otro permiso de investigación minera en la zona atendiendo a las alegaciones del Ayuntamiento, que insistió en que las actividades extractivas son incompatibles con su ordenamiento urbanístico. Tras un recurso de alzada, el asunto llegó en septiembre al Tribunal Superior de Justicia de Extremadura, por lo que la posible explotación de esta mina de litio, también considerada una de las reservas mayores del continente, está paralizada y el futuro del proyecto depende de la justicia.
El presidente extremeño aspira a contar con toda la cadena de valor del vehículo eléctrico en la región, por lo que ahora espera que el PERTE dé cabida a otras fábricas de baterías y que, esta vez, sí puedan instalarse en Extremadura, usar el litio extremeño y formar parte de la «revolución industrial del siglo XXI antes que los demás, porque a la primera revolución industrial Extremadura llegó 150 años tarde».