La invasión rusa de Ucrania también marca un Festival de Cannes con mucho cine español

La invasión rusa a Ucrania ha marcado también al mundo de la cultura. Todas las instituciones o eventos han tenido que posicionarse. El Festival de Cannes fue uno de los primeros que tomó una decisión propia y distanciada. Mientras que otros organismos como la Academia de Cine Europeo prohibía cualquier película rusa para sus premios de 2022, el certamen más importante del mundo decidía estudiar caso por caso. Sí prohibía la entrada a las delegaciones rusas al mercado, pero daba la bienvenida a aquellos directores rusos disidentes. 

Eso se ha dejado ver en la sección oficial, donde compite por tercera vez Kirill Serebrennikov con Tchaikovski’s wife, que promete ser una visión polémica sobre la mujer del compositor ruso. Será uno de los grandes momentos del certamen, ya que por primera vez el director estará presencialmente en Cannes. Serebrennikov fue arrestado en 2017 por sus críticas al Gobierno ruso, y después vivió en arresto domiciliario, lo que le impedía salir del país e hizo que no pudiera acudir a Cannes para la presentación de Leto y Petrov’s flu. En enero de este año, el director comunicó que había huido de Rusia y se encontraba trabajando en Hamburgo. Posteriormente, en redes sociales publicó una foto en Francia. Su rueda de prensa, con la invasión rusa todavía en desarrollo, será una de las más políticas de una edición donde también estará el cineasta ucraniano Sergei Lonitsza, que presentará un documental sobre la Segunda Guerra Mundial.

Pero la guerra estará presente de alguna forma desde la primera película, aunque esta sea una comedia con zombies dirigida por el autor de la película muda y en blanco y negro The Artist, Michel Hazanavicius. El francés dará el pistoletazo de salida con un remake de la japonesa One cut of the dead que se ha visto salpicada por la guerra debido a su título original, Z. Desde el Instituto del Cine de Ucrania se pidió al Festival que cambiaran el nombre, ya que esa letra es el símbolo de grupos que defienden la invasión rusa. El director se mostró partidario desde el primer momento y, tras unos días de dudas, cualquier documento del festival y cualquier imagen del certamen ha visto cómo Z se ha convertido en Coupez (Corten). Una de las muestras de que este Cannes tendrá la guerra como asunto importante.

El Festival dejó claro que el conflicto marcaría la agenda al anunciar las películas de las secciones paralelas. En Una cierta mirada competirá Maksim Nakonechnyi con su ópera prima Bachennya Metelyka, ambientada en la guerra de Donbás de 2014. Lo que pocos esperaban era el as guardado en la manga y que se ha anunciado a pocos días de comenzar el certamen. En una proyección especial, el festival proyectará Mariupolis 2, documental póstumo del director de documentales Mantas Kvedaravicius, asesinado por las fuerzas rusas en abril pasado en el asedio a la ciudad ucraniana de Mariúpol. Su pareja recuperó el cuerpo y el material rodado cuando Nakonechnyi se encontraba en el campo de batalla preparando una nueva película. Ella ha sido quien ha finalizado un trabajo que pondrá la nota más política en un festival ya de por sí político.

También habrá apoyo desde el mercado. El Festival de Cannes no es solo importante por la competición y por la prestigiosa Palma de Oro, sino porque es el mayor mercado de compraventa de películas y de financiación de proyectos. Es en el mercado donde este año no habrá delegaciones rusas, y es allí donde Cannes mostrará todo su apoyo a la industria cinematográfica ucraniana para poder ayudar a los productores y directores del país en una situación tan complicada.

Habrá un programa llamado ‘Ucrania en Focus’ donde la industria ucraniana podrá presentar proyectos de la mano de sus creadores para buscar oportunidades de coproducción. Además, se realizará un panel de discusión el 21 de mayo bajo el título ‘Cine ucraniano: de sobrevivir a prosperar nuevamente: cómo la comunidad cinematográfica mundial puede unirse para apoyar la industria del país devastada por la guerra’. También se ha confirmado el respaldo y patrocinio a la iniciativa Ukraine Films Now, cuya finalidad es reunir fondos europeos para apoyar a las películas ucranianas que se encontraran en fase de postproducción para que estas puedan terminarse.

El cine español continúa con su año triunfal. Tras el Oso de Oro de Carla Simón en la Berlinale con Alcarràs, la industria hispana vive otro hito con tres películas y dos cortometrajes en el certamen. Una de ellas competirá por la Palma de Oro. Se trata de Bora Bora, del enfant terrible de nuestro cine, Albert Serra. Una película con la que lucha por primera vez tras haber estado fuera de concurso y ganado premio en Una cierta mirada. Puede ser su consagración definitiva y la forma de poner al director en el foco de la audiencia española, donde sigue siendo casi un desconocido a pesar de que fuera sea una de los autores más radicales y respetados.

En la sección Cannes Premiere, que el festival se sacó de la manga el año pasado para acaparar más películas que les gustan pero que no introducen en su Sección Oficial, se encuentra As Bestas, el esperadísimo nuevo filme de Rodrigo Sorogoyen tras arrasar en la televisión con Antidisturbios. Un thriller rural rodado en el Bierzo, cuyas primeras imágenes prometían mucho y que pone la mirada en el pueblo y en los prejuicios hacia el extranjero. Uno de los títulos que seguro que marcan el cine español de lo que queda de año y que estará en la conversación para los próximos Goya.

Muy esperado también es el debut de Elena López Riera, que con sus cortos ha ganado todo y que ahora se mantiene fiel a su estilo en su ópera prima, El agua, que coloca la cámara en Orihuela para contar una leyenda del pueblo que dice que las mujeres desaparecen los días de riada. Se presenta en Quincena de Realizadores. La enésima muestra de que las directoras españolas traen un cine fresco, diferente y que asiste a los grandes certámenes.

Esto lo demuestran también las dos mujeres que presentan sus cortometrajes en Cannes. La cineasta vasca Estibaliz Urresola defiende su quinto trabajo, llamado Cuerdas, que cuenta la historia de un coro de mujeres ante la decisión de aceptar una ayuda económica de la empresa que está destrozando su pueblo con la contaminación. Por su parte, Anna Fernández de Paco presentará Nisam je stigao voljeti, una coproducción con Bosnia y Reino Unido.

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