La neurorrehabilitación más avanzada ya está ayudando a pacientes con lesiones cerebrales en Zaragoza
Manuel Marcen, transportista autónomo de 45 años, sufrió un pequeño derrame a causa de una alteración arteriovenosa. A la hora de extirparla, durante la operación —que ya se preveía muy complicada— se rompió una arteria que produjo una hemorragia que inundó ciertas zonas del cerebro. Esto le provocó un daño cerebral que le tuvo hospitalizado 10 meses y se sumó a un postoperatorio muy complicado. “Estuve postrado en una cama sin apenas moverme, por lo cual perdí toda la musculatura y me quedé en los huesos, ahora me toca hacer mucho esfuerzo para recuperarme”, adelanta.
El daño cerebral adquirido es el resultado de una lesión cerebral que aparece de manera súbita o repentina y que puede afectar a la persona en forma de dificultades en la comunicación, en las capacidades cognitivas como la memoria o la atención, en el sistema respiratorio o digestivo, en la capacidad de movimiento o en el estado anímico, entre otras secuelas.
Y para ir mejorando en todos esos aspectos, el paciente requiere de unos tratamientos específicos de estimulación basal y multisensorial, intervención sanitaria para la prevención de complicaciones, tratamiento de los procesos de funciones superiores, de la afasia (que afecta al lenguaje) y la disfagia (dificultad para tragar), así como de la depresión postictus y del manejo cognitivo conductual.
A fin de ocuparse de todos esos aspectos, es necesario un equipo transdisciplinar con experiencia y formación especializada que personalice un programa de rehabilitación neurológica en función de las necesidades de la persona con daño cerebral y de su familia, cuyo objetivo final sea el de recuperar y/o mantener sus capacidades físicas, cognitivas y funcionales.
Pues bien, eso es precisamente lo que hacen en el Centro Integral de Atención Neurorehabilitadora Grupo 5 CIAN Zaragoza, cuyo primer paciente fue Manuel Marcel, desde su inauguración el pasado octubre.
Manuel Marcen está encantado con la evolución y con su propia ocupación en diferentes terapias que responden a los programas de disfagia y nutrición, movilidad, entrenamiento en actividades básicas e instrumentales de la vida diaria, de estimulación y rehabilitación cognitiva y conductual, de comunicación y métodos alternativos y aumentativos, de ocio y tiempo libre o de asesoramiento y ayuda social. Asimismo están la unidad de ictus, de respiro familiar o de nuevas tecnologías, que el mismo Manuel dice que son tan “avanzadas e increíbles” que la residencia recuerda un poco a las oficinas de la NASA en las películas.
Entre semejante elenco de especialistas, Enrique Villa Berges es miembro del equipo en terapia ocupacional neurológica, que se encarga del tratamiento especializado de las lesiones del sistema nervioso que afectan al movimiento tanto a nivel muscular como a nivel sensitivo.
Como terapeuta ocupacional del centro, asiste tres días a la semana a Marcen, ayudándole en ejercicios de fuerza y estiramientos. Este confiesa que “duele y cansa”, pero que luego le activa y se siente mejor: “llevo dos meses y medio viviendo en la residencia y, en todos los aspectos, he notado un cambio a nivel global, gano más fuerza y más confianza en lo que hago, me sirve para realizar actividades cotidianas que antes no podía como afeitarme, lavarme los dientes, rascarme un ojo, abrir la tapa de un yogur o comer”.
No podía comer porque no era capaz de mantener el equilibrio del tronco y se inclinaba hacia delante, sin embargo, ahora, trabajando el movimiento y la fuerza para recuperarlas con sistemas de exoesqueleto para el brazo y tecnologías avanzadas de repetición de los movimientos, consiguen que reaparezcan algunos resortes que habían desaparecido.
En ese sentido, celebra Villa, Manuel ya no sólo vuelve a mantenerse sentado, sino que está empezando a aguantar el equilibrio de pie: “nos ayudamos en un aparato de tecnología avanzada que tiene un soporte de peso que, con el dispositivo, le permite avanzar mejor”. El aludido confirma: “es una pasada de aparato, tecnológicamente es impresionante y me ayuda mucho. Ahora poco a poco voy haciendo todo lo que antes no podía o me costaba mucho más, voy notando que lo hago con más facilidad, y eso me da mucha confianza, aumenta la autoestima física y emocionalmente”.
Reconoce que es un camino largo y sacrificado de superación personal, pero le están auspiciando mucho las al menos dos horas diarias de terapia, mano a mano con el área neuropsicológica y el área emocional, algo imprescindible, recalca el terapeuta, “porque si no hay una buena base o no está bien orientada la cabeza, eso nos condiciona mucho al hacer la rehabilitación física”, recalca el terapeuta. «La coordinación entre las distintas áreas es básica y el desarrollo de la parte psicológica nos condiciona mucho al hacer la rehabilitación física».
En estos momentos, Manuel Marcen, de ser una persona que lo hacía todo en su empresa de transportes, desde administrativo hasta mecánico, aparte de conductor, ahora se dedica la a recuperarse a sí mismo a jornada completa.
Y cuenta con la supervisión de todo el equipo, que se reúne todas las semanas para que cada especialista aporte su opinión sobre la evolución de Manuel (y del resto de sus compañeros) para alcanzar el máximo rendimiento, adaptando los tratamientos para intentar conseguir su bienestar, acoplados a sus expectativas y objetivos personales, de forma que se pueda medir su evolución cada tres meses después de la primera evaluación.
Es decir, se trata de “un programa holístico donde está todo interconectado”, aprecia Marcen: “miran desde mi estado de ánimo hasta los análisis de sangre para controlar los valores y adaptar a esas necesidades mi dieta en el departamento de nutrición”.
Y están tanto el personal médico, de enfermería y auxiliar, así como los especialistas de Logopedia, Fisioterapia y Neuropsicología ofreciendo un trato muy personalizado para ofrecer el máximo bienestar a las ocho personas que se encuentran actualmente en el centro Grupo 5 CIAN.
Grupo 5 cuenta con unos 2.200 profesionales que trabajan en sus más de 130 centros atendiendo diariamente a más de 4.400 pacientes en áreas como salud mental, neurorrehabilitación, mayores y dependencia, discapacidad intelectual, emergencias sociales, personas sin hogar, protección a la infancia y educación social.
Actualmente, sus centros están ubicados en doce comunidades autónomas y pretenden llegar a distintos acuerdos que permitan acceder a más personas a estos recursos que, por ejemplo, en Aragón, antes no existían. Mientras los cierran, el terapeuta señala que “cada persona interesada en este centro recibe una valoración inicial gratuita y posteriormente se evalúa cada caso para ofrecer la máxima atención posible con un ajuste real a las expectativas y a la situación individual de cada persona. Además desde el centro ayudamos a la tramitación de la prestación económica vinculada al servicio del Gobierno de Aragón”.
Por su parte, les exhorta: “me gustaría animarles a que busquen y, si nos encuentran, que sepan que nos basamos en las mejores evidencias científicas, apoyados por las tecnologías avanzadas, aplicadas de forma holística y personalizada, para buscar su bienestar de modo que puedan realizar mejor sus actividades cotidianas con autonomía mejorando su calidad de vida”.
Manuel Marcen apostilla, para quienes estén como estaba él: “es un camino largo, pero es positivo; que tengan mucho ánimo, muchas esperanzas, que sean optimistas, porque el esfuerzo y el trabajo dan sus frutos; y que confíen en estos profesionales”.