Estados Unidos y Rusia abordan la seguridad en Europa sin presencia de la UE

Ucrania teme a los 100.000 soldados rusos en su frontera. Y el Kremlin teme una nueva ampliación de la OTAN, hasta las propias fronteras de Rusia. Ucrania pide ayuda, como lo ha hecho su viceprimera ministra este lunes en Bruselas, en la OTAN. Y Moscú quiere un compromiso por escrito de que la OTAN nunca se amplíe a Ucrania y Georgia. Una garantía «blindada», «a prueba de balas», ha dicho el viceministro de Exteriores, Sergei Ryabkov, tras ocho horas de conversaciones en Ginebra con la subsecretaria de Estados de EEUU, Wendy Sherman, sin nadie de la Unión Europea presente en la sala.

Sherman, por su parte, reconoció a la prensa, tras la reunión, que habló con su homólogo ruso sobre medidas recíprocas para reducir la escalada de misiles y maniobras militares, al tiempo que insistió en las advertencias al Kremlin sobre las consecuencias de una invasión de Ucrania.

También afirmó Sherman que descartó las peticiones rusas de garantías de que Ucrania no se unirá a la OTAN. «No permitiremos que nadie cierre la política de puertas abiertas de la OTAN. Si Rusia invade Ucrania habrá graves consecuencias, mucho más de las que afrontaron en 2014″, dijo en referencia a cuando Moscú tomó la península de Crimea y respaldó una insurgencia en el este de Ucrania.

El enviado de Vladímir Putin insistió en los argumentos de su país, recogidos en sendos documentos, enviados a Washington y la OTAN: que Ucrania y Georgia nunca se convertirán en miembros de la OTAN; que Rusia no quiere invadir Ucrania y que no busca intercambiar amenazas de invasión por garantías de seguridad: «No tenemos ninguna intención de invadir Ucrania y, por lo tanto, no hay nada que negociar. Respetamos a Ucrania». Eso sí, insistió en volver a 1997, cuando la OTAN aún no se había extendido al Este.

Ryabkov describió las ocho horas de conversaciones como «profesionales», pero dijo que se necesitaban «avances y compromisos», mientras que la representante de Joe Biden llamó a una acción «recíproca» relacionada con las maniobras militares y la desescalada armamentística.

En efecto, mientras Rusia insiste en que quiere una garantía férrea que asegure que Ucrania no se unirá a la OTAN, EEUU y la propia OTAN insisten en que la Alianza se construyó con las puertas abiertas a nuevos miembros.

Mientras, en los cuarteles generales de la OTAN en Bruselas, se reunían la viceprimera ministra ucrania, Olga Stefanishyna, y el secretario general de la Alianza Atlántica, Jens Stoltenberg.

«Debemos estar preparados por si Rusia, una vez más, elige usar la fuerza armada», ha dicho Stoltenberg tras la reunión, «si elige la confrontación en lugar de la cooperación y, por lo tanto, también debemos enviar un mensaje muy claro a Rusia de que estamos unidos y que habrá severos costes económicos y políticos para Rusia si vuelve a usar el ejército contra Ucrania».

Stoltenberg, en todo caso, no albergó grandes esperanzas en la semana diplomática, que llevará este martes de Bruselas a la subsecretaria Sherman a reunirse con la UE y la OTAN; al viceministro Ryabkov este miércoles al consejo OTAN-Rusia –mientras los ministros de Exteriores de los 27 se reunirán en Brest (Francia) para hablar de la brújula estratégica de la UE– y el jueves a la OSCE, organización alumbrada al calor del proceso de Helsinki de 1973-1975, cuando Estados Unidos, Canadá, la Unión Soviética y todos los países europeos (incluyendo a Turquía y excluyendo a Albania y Andorra) redactaron la Declaración de Helsinki que armó la arquitectura de seguridad europea.

«No creo que podamos esperar que estas reuniones resuelvan todos los problemas», ha dicho el secretario general de la OTAN: «Lo que esperamos es que podamos acordar un camino a seguir, que podamos acordar una serie de reuniones en las que podamos acordar un proceso. No es realista esperar que cuando hayamos terminado esta semana los problemas se resolverán. Pero espero que haya una voluntad real de ambas partes, incluida la rusa. Por lo tanto, corresponde a la OTAN participar en el proceso que puede prevenir nuevos conflictos armados en Europa. Y, por lo tanto, nuestro objetivo es llegar a un acuerdo sobre un camino a seguir».

Un camino en el que, de momento, la UE está fuera de las grandes reuniones, aunque haya países de la UE entre los 30 integrantes de la Alianza Atlántica, y aunque la diplomática estadounidense se reúna este martes con las autoridades comunitarias.

«Más allá de Ucrania, está en juego toda la arquitectura de seguridad europea», escribía el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, en vísperas de la reunión de Ginebra: «Los líderes rusos, al excluir deliberadamente cualquier referencia a la UE de los ‘borradores de tratados’ que presentaron en diciembre pasado, parecen tener la intención de hacer retroceder el reloj a los viejos tiempos de la lógica de la Guerra Fría, en detrimento de la unidad europea y en violación de la independencia y soberanía de los antiguos Estados soviéticos. Este tipo de delimitación de esferas de influencia no pertenece al 2022».

«Estos tiempos definitivamente han pasado y debemos tener claro que no se discutirá nada sobre la seguridad en Europa sin los europeos», prosigue Borrell: «Acordamos con EEUU que las discusiones continuarán en coordinación y participación de la UE. Además, no se deberían imponer límites a la independencia de Ucrania ni a su derecho a determinar sus opciones de política exterior. Y, por supuesto, cualquier discusión sobre Ucrania debe requerir que Ucrania esté en la mesa».

«Estados Unidos escuchará las preocupaciones de Rusia y compartirá las nuestras, pero hemos dejado claro que no discutiremos la seguridad europea sin nuestros aliados y socios», decía Sherman antes de una reunión de ocho horas en las que se habló básicamente de asuntos que conciernen a la seguridad europea sin sus aliados y socios. «Hemos rechazado las propuestas de Rusia, que no son un punto de partida para EEUU. No permitiremos que nadie cierre la puerta a la entrada en la OTAN de nadie. Y no tomaremos decisiones sobre Ucrania o la UE sin ellos», insistió Sherman a la salida de la reunión.

«Desde el comienzo del conflicto en 2014 y la anexión ilegal de Crimea», prosigue Borrell, «la UE ha sido de hecho el socio más fiable de Ucrania: hemos movilizado 17.000 millones de euros para ayudar al país y nuestro Acuerdo de Asociación es el más completo que tenemos con cualquier país del mundo. Recientemente, aprobamos 31 millones de euros adicionales en apoyo de las fuerzas armadas de Ucrania. Además, nuestro apoyo para contrarrestar la desinformación continúa y el diálogo cibernético UE-Ucrania ya está en marcha. Con 200 millones de euros, la UE también ha presentado un fuerte apoyo para luchar contra la pandemia de la COVID-19, el paquete de asistencia más grande para cualquiera de nuestros socios del Este. Además de esto, hemos proporcionado un apoyo de emergencia de 1.200 millones de euros para ayudar a Ucrania a cubrir sus necesidades financieras urgentes».

James Landale, corresponsal diplomático de la BBC, se hacía las siguientes preguntas: «¿Qué quiere realmente el presidente Putin?¿Anexiones territoriales en Ucrania? ¿Mayor control sobre Kiev? ¿Son genuinas sus demandas maximalistas de retirada de la OTAN o utilizará su rechazo como pretexto para la invasión? ¿Putin se inclina por la diplomacia o la guerra? ¿Qué quiere realmente Occidente? Para evitar la guerra, por supuesto. ¿Pero a qué precio? Estados Unidos descarta la retirada de tropas de Europa, pero está dispuesto a discutir la posibilidad de frenar el despliegue de misiles y los ejercicios militares. Algunos en Europa del Este temen que Estados Unidos le dé demasiado a Rusia. ¿Puede Occidente permanecer unido al amenazar con sanciones económicas masivas para disuadir la invasión rusa? ¿Podrían las naciones europeas tolerar perder el acceso a la energía rusa? ¿Sería suficiente bloquear a Rusia de los sistemas financieros basados ​​en el dólar?».

Según explicaba el analista del Financial Times Henry Foy a la NBC, «el objetivo de Putin desde siempre ha sido reconstruir Rusia como una potencia europea importante, poderosa y fuerte, reducir la amenaza de la OTAN y definir las esferas de influencia como lo fueron al final de la Guerra Fría. Y aquí estamos en Suiza, fuera de la UE, donde Rusia y Estados Unidos hablarán sobre cómo mantener segura a Europa. Y la UE no está por ningún lado».

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